REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL MES DE MAYO 2015/16

REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



DOS IDEAS PREVIAS
Se trata de que hagas oración cada día. 

Todos los días:

  • puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día"; 
  • después leyendo con atención el "texto de cada día", 
  • a continuación hablas con Dios y con María; 
  • por último, terminas rezando la "oración final".


1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable.

2 LO QUE NO ESTÁ ESCRITO ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con María.


 ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén


TEXTO PARA CADA DÍA




Día 1: Mi Compañera

"Nuestra Señora -decía Teresa de Calcuta- me acompaña en todos los viajes; la llamo mi Compañera desde que un día, en Berhampur, le dije al capellán de las Hermanas que me regalase una imagen de María Milagrosa con las manos abiertas, derramando gracias sobre el mundo. Aceptó encantado, embaló la imagen y la llevó a la estación. Era una imagen muy grande, casi de tamaño natural, así que el jefe de estación quería que la facturase y pagase la correspondiente tarifa. Pero yo tenía un pase en los ferrocarriles para mí y una compañera, así que le dije: "ésta es mi compañera..." y me dejó viajar con la imagen sin pagar nada por ello. Desde entonces, la Virgen me acompaña siempre en mis desplazamientos. Nunca viajo sola" 

Ahora es el momento importante en el que tú hablas a Santa María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho, termina con la oración final.

María, siempre, pero de modo muy especial en este mes de mayo, necesito que me acompañes, que estés conmigo todo el día. Me gustaría darme más cuenta de que realmente te tengo a mi lado en todo momento; aprovecharé -si me ayudas- cada imagen tuya que vea para decirte algo, recordarlo y contar contigo. 

Gracias, "Compañera".




Día 2: Un gran susto
Un chaval, mientras está dándose un chapuzón en la playa de Pientzia, es arrastrado por una corriente de remolino; en cuanto se ve en peligro, grita: ¡mamá, mamá! Agita los brazos como puede, pidiendo auxilio desesperadamente. Con dificultad, de vez en cuando, logra sacar la cabeza y puede ver en la orilla a su madre, que pacíficamente broncea su piel en una hamaca. Su única esperanza es que su madre le oiga y haga lo que sea por rescatarle. Vocea más y más; por fin, su madre oye los gritos que la llaman. Se incorpora y ve las circunstancias de su hijo, y se vuelve a tumbar mientras piensa: ¡con lo fría que está el agua, yo no me meto ni loca! ¡Otra vez -si es que sale de ésta- que no se meta tan adentro!

¡Increíble!, pensará quien lea este suceso; ¡no puede ser verdad! ¡Eso no es una madre, es un monstruo! Es tan increíble, efectivamente, que no es verdad. Pero si no es posible que una madre se porte así, menos posible es que grites interiormente a María: ¡Madre mía, ayúdame!, y que Ella pase de ti.

    Madre mía, perdona todas las veces que te he tratado con desconfianza, o como si no me escuchases; o, lo que es lo mismo, como si pasases de mí, como si no fueses realmente mi madre. Sé que basta con que te diga una sola vez ¡Madre mía! para que no pares hasta conseguirme lo que necesito. Y si no me lo consigues es que claramente, de momento, no me conviene.

Ahora es el momento importante en el que tú hablas a Santa María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho, termina con la oración final.
Día 3: ¡Cómo le gusta!


En el año 1917 la Virgen de Fátima se apareció a tres pastorcitos, que estaban en una cueva, mientras su rebaño pastaba. Lucía, una de las pastoras, cuenta:

"La aparición no se realizó el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Ayuntamiento apresó y llevó a Vila Nova de Ourem a los pastorcitos con la intención de obligarlas a revelar el secreto que les había dicho la Virgen que sólo podrían desvelar al Papa. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal.

Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:

- No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.

Los encerró en el calabozo. Los otros presos que estaban en el calabozo les aconsejaron:

- Pero decid al administrador ese secreto ¿qué os importa que esa Señora no quiera?

- ¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!

Y los tres niños rezaron con los otros presos el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada de la pared.

El administrador, para atemorizarlos, mandó preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazó asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaba. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio, permanecieron firmes sin revelar nada".

Ni siquiera en esas circunstancias dejan de rezar el rosario porque la Virgen se lo ha pedido, y saben que le gusta. Ojalá tú tampoco dejes de dar ese gusto a tu Madre: dile que todos los días de este mes tratarás de regalarte el rezar, al menos, un misterio del Rosario (un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria). Es muy fácil... y ¡cómo le gusta!

Ahora, si te parece, puedes comentar con María este propósito. Después termina con la oración final.
Día 4: No está completa
La plaza de San Pedro, en Roma, durante siglos no ha tenido una imagen de la Virgen. Un amigo mío, universitario, en mayo de 1980, al ver tantas estatuas e imágenes en la plaza comentó: "¡Falta la Virgen!; si tengo oportunidad, se lo digo al Papa". A los pocos días, en una audiencia de Juan Pablo II con universitarios, el Papa iba saludando por el pasillo central del aula a los más cercanos. Cuando pasó cerca de este amigo, le dijo: "Santo Padre: en la plaza de San Pedro no está la Virgen, no está la Madonna ... ". Juan Pablo II lo pensó un momento y le contestó en castellano: "La Plaza no está completa ... Habrá que terminarla, habrá que terminarla ... ".

Al año siguiente, en 1981, el Papa inauguraba un mosaico grande dedicado a María, Madre de la Iglesia, que se encuentra en una fachada, sobre la plaza. "Me alegra inaugurar este testimonio de nuestro amor ( ... ), que todos los que vengan a esta plaza de San Pedro eleven la mirada a nuestra Señora, para dirigirle ( ... ) un saludo personal".

Si en tu habitación no tienes una imagen de la Virgen, tu habitación está incompleta. Si en la sala de estar de tu casa no tienes una imagen de la Virgen, está incompleta. ¡Ponla! Y ojalá te acostumbres a mirarla, a saludarle, cuando entres y salgas. Te ayudará a recordar que Ella te acompaña.

Madre mía, te quiero. Quiero quererte más; quiero acordarme más veces de ti. ¡Qué me sirvan tus imágenes!
 


A PARTIR DEL LUNES 16:


LUNES 16:
MARÍA, BIENAVENTURADA

Los hombres vamos haciendo realidad la “profecía” de María: “Me llamarán dichosa todas las gentes”. 
María es la mujer a la que cantan todos los pueblos, celebrando su fidelidad a Dios. 
María es grande porque se reconoce humilde ante Dios, por la madurez y naturalidad con que María asume el misterio en medio de la soledad.

Resultado de imagen de imagenes de la virgen con el niñoFeliz tú, María.

1. Feliz tú, María, que has creído. A pesar de las oscuridades y dudas, a pesar de lo difícil del camino has creído en el plan de Dios. 

2. Feliz tú, María, que, después de aceptar el plan de Dios sobre ti, acogiste con paz todas las sorpresas que Dios te iba preparando.

3. Feliz tú, María, por reconocerte pequeña ante Dios; por reconocer que las maravillas que había en ti eran obra de su amor.

4. Feliz tú, María, que te entregaste en manos de Dios y desde entonces viviste llena de su Espíritu. Feliz tú, María, que te conviertes en Madre de todos los hombres y nos haces hermanos.


María dijo:
“Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador, porque se ha fijado en la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”.

Palabra de Dios (Lc 1, 46-49)

AVE MARÍA…


MARTES 17:


María, mujer de esperanza. 

Sin rendirte


            ¿Qué es la esperanza?
Es esa disposición para seguir luchando cuando todo parece cuesta abajo. Cuando nubarrones amenazan tormenta.
Cuando uno no entiende, o no cree, o no sabe por dónde seguir.
María, Tú esperaste, en ese adviento primero inesperado, al niño cargado de promesas.
Y esperaste, viéndole crecer, a ver qué sería de su vida.
Le esperaste cuando se echó a los caminos.
A veces ibas detrás, y te fuiste haciendo discípula, también tú.
Esperaste, atravesada por el dolor, al pie de la cruz.
Y luego, con los que se encerraban, temerosos, también allí estuviste, siendo para ellos madre y amiga.
Y con ellos confiaste. Hasta que se hizo la Luz.
Y por eso me invitas, también a mí, a fiarme, y a esperar, activamente.
Esperar en Dios, en este mundo, y su reino, que juntos habremos de ir construyendo, entre muchos.



¿Qué espero hoy de Dios?

¿Y de la vida?
¿Y de mí mismo?



AVE MARÍA…


MIÉRCOLES 18:

 Canto del magnificat


                Hoy vamos a reflexionar sobre una de las oraciones más recitadas en la historia del cristianismo y que es de la misma María de Nazaret, durante la visitación a su prima Isabel.

El canto del Magníficat proclama la confianza en el poder de Dios que salva y es el liberador de los débiles y oprimidos.
Que el ejemplo de María nos impulse a liberarnos de toda esclavitud interior (egoísmo, hipocresía, respeto humano...) o exterior (consumismo, moda...); y a ser más sencillos y generosos. 


“Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre”
(Palabras que se atribuyen a María en el Canto
del "Magnificat"
)
Evangelio de Lucas (1,46-55)


AVE MARÍA…


JUEVES 19:
Tres Avemarías

El rezo de las tres “avemarías” antes de dormir es una tradición muy cristiana. Nuestras madres y abuelas nos enseñaron a rezarlas de pequeñitos. Conozco a muchos adultos que lo siguen haciendo noche tras noche.  A medida que nos hacemos mayores podemos pensar que eso es una infantilidad y las abandonamos. 

Escucha un caso sucedido en un hospital.

Cuentan que una niña estaba a punto de ser operada. Uno de los médicos le dice:
- Cierra los ojos, que vas a dormir un rato. La niña contesta que ella no duerme nunca de día.

El médico le repetía lo mismo para que la niña no viera la aguja con que la iban a pinchar. Ella volvió a decir que sólo dormía de noche y que no quería cerrar los ojos.
- Sin embargo, hoy tienes que dormir para curarte, dijo el doctor.
            - Bueno, dijo ella al fin. Yo antes de dormir siempre rezo las tres avemarías, ¿puedo?
           
            Y con toda sencillez la niña juntó las manos y empezó su oración. Al terminar se tendió en la mesa de operaciones y cerró los ojos.
            Uno de los cirujanos, después de ver aquello, se sintió conmovido, y en cuanto pudo se retiró a su despacho. Allí se arrodilló y empezó a rezar. Llevaba muchos años sin rezar y alejado de Dios. Salió de allí decidido a encontrarse de nuevo con Dios, y a recuperar lo mejor de su vida.
           
            Tal vez nosotros hayamos perdido esa costumbre o tal vez no la hayamos adquirido. Hagamos un esfuerzo por recuperarla, al mismo tiempo es un momento de reflexión de la jornada que acabamos de vivir.
            Piensa en adquirir el hábito o la costumbre de no pasar un día sin haber tenido un momento de hablar, pensar o relacionarte con Dios. Es algo que te ayudará en tu vida.

AVE MARÍA…

VIERNES 20:
ORAR CON MARÍA
 
            Estamos YA en la cuesta final del curso,  en uno de los meses del año más boni­tos: es el mes de las flores, el mes de María. Nos fijamos en los ingredientes con que María aderezaba su oración:

Contemplación:

Que equivale a estar siempre a la escucha de Dios, ser testigo de cada acontecimiento, llevarlo al fondo del alma y descifrar allí lo que Dios nos quiere decir.

Disponibilidad:

Porque quien ora no necesita agenda para sus días ni ma­pas para sus caminos.  Orar es dejar que Dios haga cosas grandes dentro de nues­tra pequeñez.

Alabanza:

Rezar con María es repetir a cada paso su “Magníficat”. Aprender el oficio de cantor de las maravillas de Dios.

Servicio:

Apenas el ángel de la Anunciación deja a María, corre ésta a la montaña en ayuda de su prima. Por eso, orar con Ma­ría, es convertir la oración en servicio eficaz.

Fidelidad:

María es Maestra de un estilo de orar centrado en la fideli­dad de Dios. Y nosotros qué cerca estamos siempre del desaliento. 


“Todos ellos hacían constantemente oración en común con 

las mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus her­

manos.

Hermanos, procurad que nadie devuelva a otro mal por mal;

 tened siempre por meta el bien, tanto entre vosotros como

 para los demás. Estad siempre alegres. Orad sin cesar. Dad 

gracias a Dios en todo porque esto es lo que Dios quiere de 

todos vosotros".

Palabra de Dios (Hch 1, 14) (1 Tes 5, 15-17)

AVE MARÍA…

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¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

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